lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Cuándo castigará la Ley de Violencia de Género a los maltratadores?


La noticia parace prometedora, en tres años desde la aplicación de la Ley de la Violencia de Género 80.000 maltratadores han sido condenados. Parece una buena estadística, pero difícilmente podrá haber una buena estadística si la ley en origen está mal planteada.

Cuando alguien roba, mata, viola o estafa sabe que la policía le echará el guante e irá a prisión preventiva si su delito es grave. También sabe que cuando salga de prisión, estará vigilado por la justicia, y que difícilmente podrá volver con la cabeza alta a su lugar de trabajo ya que una condena habrá manchado su expediente.

Sin embargo, eso no ocurre con la Ley de Violencia de Género. En un claro síntoma de autocensura, quienes plantearon esta ley -que mejor tener que no tener, eso vaya por delante- no se atrevieron a reivindicar que las medidas represivas, de privación de derechos cayeran sobre el delincuente y no sobre la víctima, que es lo que ocurre en realidad.

Cuando una mujer denuncia, el Estado lo pone todo a su servicio: ella puede abandonar su casa, abandonar su trabajo, abandonar su salario, recluirse en un “cárcel para mujeres”, también puede estar marcada no por las agresiones de su compañero sino por la escolta de dos policías, seguramente tendrá que vivir con la presión de estar agarrada a un teléfono por si acaso la ocurre algo y, como no, todo esto la obligará a desvelar a su entorno lo que siempre ha querido ocultar.

Basta ya. Basta de hipocresías y cinismo. Desde el Ministerio de Igualdad ha comenzado a manifestarse tímidamente este cambio en la ley, pero todavía no han pasado de pedir estudios previos.

Sin embargo parece más lógico y la Ley podría ser más efectiva si quien tuviera que llevar el cartel de maltratador fuera el delincuente. Si el que tuviera que abandonar la casa, el trabajo, ir escoltado por policías y pendiente de no acercarse a su víctima sino quiere ser detenido fuera él. A lo mejor así no tendríamos que seguir viendo día tras día como los maltratadores reinciden sin que exista un descenso real en los casos de muertes por violencia de género. No es cuestión de mandarles unos meses a prisión, deben de sentir miedo para que no cometan el delito.

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