martes, 9 de diciembre de 2008

Empresarios tóxicos

Patricia López
Estamos en plena crisis y aqui la gente lleva meses hablando de activos tóxicos, aunque nadie sabe muy bien quién los ha expulsado al ambiente para que esté tan contamindado.
Estos activos son un elemento neutro, no tienen sexo ni nombre. Ni siquiera quienes los crean, los bancos, saben de cuál de ellos ha salido.
Sin embargo, me niego a creer que una crisis tan grande la puedan crear unos entes intangibles por sí mismos, sin que haya un sujeto con nombre y apellidos que los genere.
Por eso creo que debemos empezar a hablar de empresarios tóxicos, que haberlos 'haylos' y a mansalva. Y no son sólo los que tienen suficiente capacidad de negocio como para lanzar acciones que se campran y se venden en la bolsa, aunque cierto es que estos son de los peores, como en el caso por ejemplo de Luis Portillo, ese inmobiliario que ya nadie sabe dónde está y al que las Koplo este año no le mandarán ningún regalo en Navidad.
Están también los medianos empresarios, que comenzaron como Portillo: que si compro un terrenito por aquí, que si me lo recalifican por allá, que si lo vendo y me llevo una pasta al bolsillico sin haber generado un sólo puesto de trabajo.
De empresarios de este tipo sabe mucho y bien nuestro colega del blog Notitia Criminis , que cada semana da constancia de unos cuantos y les sigue los pasos pero que bien.
No es fácil hacerlo, pero tampoco tan difícil porque son siempre los mismos los que salen en las mismas obras, amparados por los mismos partidos políticos, por las mismas cajas de ahorro o bancos, incluso, defendidos por los mismo importantes despachos de abogados.
Desde hace un año, estos empresarios tóxicos, en su mayoría de la construcción, se han dedicado a meterse en medios de comunicación con varias funciones muy claras, básicamente tres: 1)Investigar a sus enemigos, 2) Chantajear a los posibles anunciantes cambiándoles información a cambio de publicidad y 3) Callarle la boca a cualquier periodista que quiera investigarle a ellos.
Estos, son muy peligrosos aunque tengan menos dinero que Portillo. Su toxicidad se esparce con la baba de los caracoles allá por donde pasan y los periodistas, pobre proletarios intelectuales, se ven sometidos y con la obligación de rendirles pleitesía si lo que quieren es trabajar.
Desenmascarar a estos empresarios va a ser difícil, pero tenemos un proyecto en marcha... Continuará

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